24.11.09

Oh kebab, kebab!


En el último mes, me gustaría saber cuántos de nosotros hemos caído, intencionadamente, en la trampa del paki del barrio y hemos consumido un kebab. Seguro que no seremos pocos. Y es que, ¿cómo resistirse a ese misterioso e insinuante rollo de carne que, aparte de girar sin cesar, es calentado por un radiador como el que tiene (y usa) la abuela del pueblo?

Irresistible. Barato. Rápido. Saludable. Ehem... dejémoslo en irresistible, barato y rápido, ya que según unos especialistas británicos (joder, muy aburrido se tiene que estar para investigar el nivel calórico de un döner) un kebab contiene 1000 calorías, el doble que un Big Mac. Pero no sé vosotros, pero yo veo a los turcos más delgados que a los estadounidenses...

Y además (ojo al dato) el 35% de ellos están formados por carnes distintas al pollo, cordero o ternera. Por lo tanto, si en mi barrio hay 4 paki’s y los he provado todos, hay un 100% de posibilidades que, sin saberlo, le haya pegado un buen mordisco a un pedazo de carne de musaraña, por lo menos. Pero qué coño, la musaraña acompañada con ensalada y salsa blanca es un manjar exquisito.

Por cierto, ¿sabíais que también existe el kebab de pescado? A pesar de las calorías, se me hace la boca agua...